Hace casi un mes que la crisis en Lácteos Verónica comenzó a cobrar importancia pública porque una serie de traspiés que llevan siete años se complicaron con la demora en el pago de salarios, lo que desencadenó en la paralización de sus tres plantas industriales.

Se trata de los sueldos correspondientes a abril los que elevaron las alertas: fueron abonados en múltiples pagos y aún resta el 7,8%, además de la totalidad del salario de mayo. La situación que afecta a unos 700 empleados, que se desempeñan en las plantas de Clason, Lehmann y Suardi, además de la distribución. Las autoridades de la empresa todavía no encuentran respuestas concretas sobre los plazos de reactivación, cancelaciones de deudas y un reordenamiento orientado a poder recuperar materia prima y así poder poner en marcha las líneas de producción. 

Si bien en los últimos años el proceso promedió los 700 mil litros diarios, ahora el movimiento de leche cruda es mínimo y ocasional, como sucediera una semana atrás para la producción de leche fluida larga vida.

Deuda con los productores

En esto es clave la situación que vienen atravesando los tambos remitentes, que tienen una cifra de 1.500 millones de pesos acumulados en cheques rechazados, con lo cual se imposibilita la continuidad de los vínculos de suministro. Se agrega –además– la deuda visible con diferentes entidades financieras de casi ocho mil millones de pesos que registra el Banco Central de la República Argentina.

La representación de la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina trasladó del Ministerio de Trabajo de Santa Fe a la Secretaría de Trabajo de la Nación el espacio de diálogo entre las partes, sin lograr avances ni otras reuniones después de los primeros dos encuentros. Precisamente, en un dictamen de esa cartera es que se manifiesta “exhortar a los actores intervinientes en autos a que busquen canales adecuados de diálogo y extremen sus compromisos a los fines de acercar posiciones y superar el conflicto denunciado en el marco de la autonomía colectiva”. La expectativa de los trabajadores era poder encontrar ahí el ámbito para esto que se sugiere y no por fuera de la formalidad que suponen las autoridades ministeriales.

Posibles alternativas

En este contexto, algunas versiones indican que los titulares de la empresa habrían estado la semana anterior en Agroactiva en una reunión con funcionarios del Banco de Santa Fe, intentando gestionar un crédito para mejorar las condiciones económicas vigentes, que apremian a la láctea. Esto se habría dado luego de la visita de uno de los integrantes de la familia Espiñeira a la planta de Clason, donde no hubo manifestación alguna sobre la situación, con lo cual se generaron más incógnitas en medio de todo este detalle.

Mientras la representación gremial continúa respetando las intenciones de los trabajadores, de cumplir con sus turnos laborales y controlar los productos terminados, esa espera se hace cada vez más extensa al promediar el mes de junio y con el agregado del impacto que significa la llegada del Día del Padre. El impacto de la paralización de Verónica, la caída en el proceso de litros de leche, la pausa en la circulación del dinero en las comunidades, son todos aspectos a considerar al momento de poder reactivar la empresa.

Costará mucho recobrar confianza entre los tambos que la firma supo tener; y que ahora ya trabajan con otras empresas en tiempos de mayor demanda de materia prima, pero también entre los empleados, así como de transportistas, proveedores de insumos y servicios, habiendo pasado muchas semanas de significativo silencio y de disimuladas reacciones.

Fuente: Aire de Santa Fe