En el amplio espectro de la actividad profesional de los ingenieros agrónomos hay una especialidad que se está instalando con fuerza y que suma opciones que hasta no hace mucho estaban ocultas o aletargadas. La ingeniera agrónoma Marilú White se dedica desde hace años al trabajo en campos de golf, canchas de fútbol y en todo tipo de campos deportivos.

Egresada de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (Agrarias-UNLZ) y con posgrado en Estados Unidos, donde trabajó durante cinco años en campos deportivos, Marilú White supo destacarse como profesional en un mundo en el que aún hoy prevalecen los hombres.  

“Soy una apasionada por el manejo de áreas verdes, del cuidado del césped”, asegura en diálogo con Cosecha Propia en el arranque de la entrevista, el puntapié inicial para sumergirnos en este apasionante mundo, que toca incluso a los clubes de fútbol de Primera División, los recitales en los estadios, cómo recuperar el césped con el aporte de la agronomía.

Como egresada de la facultad hace ya algunos años, ¿cuál es tu vínculo?

Soy egresada de la Universidad de Lomas de Zamora, allá por 1998. Tengo la oportunidad de participar casi todos los años en una charla que me convocan de la cátedra de Introducción a la Realidad Agropecuaria (IRA), justamente por esta actividad tan diferente que yo hago respecto de lo que se suele escuchar de la agronomía.

¿Cómo tomaste la decisión de estudiar en la UNLZ?

Vivía en la zona, de chica en Ezeiza y después en Monte Grande. Cuando terminé el colegio secundario, no se nos ocurría otra alternativa que ir a una universidad pública porque me quedaba cerca, iba a ser cómodo, y yo quería hacer algo que estuviera al aire libre. Siempre pensé que me quería especializar en canchas de golf. En mi casa se jugaba al golf, yo desde chica también. Me acerqué a averiguar a Agronomía, me gustó el lugar, me parecía como que estaba en el campo.

En ese momento cursábamos en la zona del Rectorado (Santa Catalina), había lugares para hacer prácticas, así que me sentía muy cómoda. Ningún compañero del colegio iba a empezar en la UNLZ o una carrera similar, así que tenía mucho miedo. Me parecía algo muy diferente, después de haber ido 12 años a un colegio privado, con uniforme. Fue magnífica la experiencia.

Claro, es muy enriquecedor, en el fondo es como que salís del cascarón y empezás a ver otra realidad.

Sí. El primer día que llegué en Física 1 eran más de 200 alumnos, se daba en el aula del Rectorado y no había lugar donde sentarse. Yo no estaba acostumbrada a eso, pero todo fue muy enriquecedor.

Comentaste que en tu casa se jugaba al golf, vos también lo hacías y por eso se te ocurrió estudiar agronomía. ¿Te resultó muy rara la carrera en Agrarias?

Sí, fue rara, pero me gustó porque me abrió la cabeza de cosas que yo jamás me hubiera imaginado que podía aprender. Cada materia aportaba algo que yo decía "me va a servir el día de mañana". Esperaba ansiosa las materias del último año porque sabía que eran más orientadas, quería después hacer una especialización, sabía que lo tenía que hacer afuera, pero el título de agronomía era fundamental.

El paso por la UNLZ

Si tuvieras que darle algún consejo o algún tip a un chico que está empezando la carrera ¿qué le dirías para esos primeros años de cursada?

Que disfrute cada materia, porque nunca sabés a qué te vas a dedicar. Es muy amplia la agronomía. Tuve la suerte de engancharme mucho en su momento con la cátedra de Maquinaria, íbamos a trabajar a La Lomada. Hoy puedo cambiar el filtro de un tractor, de una máquina, hablo a la par con los mecánicos de las áreas que yo trabajo, no hay que encasillarse. Más allá que por ahí desde el primer año vos sabés que podés tener una orientación, pero nunca dónde vas a terminar. La ingeniería hace que todo te resulte interesante, que siempre querés saber algo más. 

¿Cómo empezaste a trabajar en diseño de canchas de golf?

Antes de recibirme ya había empezado a trabajar con la Asociación Argentina de Golf. Ellos tenían un driving en la Costanera Norte y empecé a hacer una pasantía ahí. Las cursadas eran complicadas porque tal vez me pasaba cursando todo el día, otro día cursaba por la tarde y eso hacía que uno no pudiera trabajar o hacer alguna actividad paralela. Entonces, el último año lo enfoqué mucho en tratar de terminar de cursar todas las materias para tener un poquito más de libertad para trabajar, que ya necesitaba hacerlo.

Mujer y fierros

¿Te resultó difícil adaptarte a la realidad de lo que te exigía un club en este caso o un cliente?
 

Sí, desde el punto de vista que se ve siempre como una actividad machista. Ya sea en el campo o en una cancha de golf, son mayoría de hombres trabajando. Entonces, como mujer siempre tenés que demostrar un poquito más. Quizás hay carreras que son más amigables, agronomía es como que al principio te pone una distancia. Hasta que ven que vos también te podés subir a un tractor, a una máquina, cortar, ponerte a sembrar, que la actividad se puede hacer perfectamente. Al principio me costaba dar órdenes y trabajar con el personal, pero después uno se va adaptando, cuando se pone a trabajar a la par, enseguida te adaptas.

Diseñando el green

¿Cómo es hacer una cancha de golf desde cero?

Trabajas mucho primero con la nivelación del suelo. Yo tenía la suerte de que mi padre ya construía canchas de golf. Sin tener un título, pero él podía hacerlo e hizo varias canchas en zona sur. Entonces, ya estaba acostumbrada a ver planos, a ir a recorrer, a tomar medidas. De hecho, por jugar al golf, yo hago un paso y sé si es 1 metro o 1 yarda. No necesito la cinta métrica, a veces me cargan por eso.

Una cancha se empieza primero con el movimiento del suelo, trabajando con los drenajes, con el riego, con el diseño en sí, jugando con la forestación que hay. No es lo mismo construir en Buenos Aires que construir en Córdoba o en Tandil, con la belleza natural que ofrece el terreno. Lo último es definir qué tipo de césped se va a usar y la implantación. Hoy mucho se trabaja por estolones (brotes), porque trabajamos con césped de verano, que es Bermuda y hay otros sectores que trabajamos con semilla. 

¿Qué otra cosa hay que considerar, por ejemplo, con el riego?

Bueno, además hay un análisis previo de calidad de agua con la que vas a regar, tipo de dificultad que querés para la cancha, condiciones climáticas, el sistema de riego que vas a usar. 

Ahora principalmente estoy haciendo asesoramiento en mantenimiento, alturas de corte, fertilizaciones, controles de insectos. En los últimos años venimos con una onda más orgánica, tratando de usar menos químicos.

Si bien el golf es un deporte muy exigente, porque en un green de golf se corta 3 o 4 mm, entonces una montañita de lombriz, que en tu jardín es super beneficioso porque te airea, en una cancha de golf lo controlamos con químicos. El golfista es muy exigente por lo que espera de esa superficie de juego.

¿Cómo está Argentina en comparación a países de la región en este mercado de las canchas de golf?

Hay muy buenas canchas de golf. Lo que pasa es que en Argentina hay unas 300 canchas de golf pero también hay 300 sólo en Florida (EE.UU.). Muchas canchas de acá tienen nivel totalmente comparable con canchas del extranjero. Hay canchas de primer nivel, hay canchas de medianos recursos, hay canchas de pueblo que se manejan con otra estructura y con otros recursos, pero igual se puede jugar.

¿En qué radica la diferencia entre una cancha de primer nivel y una de media tabla?

Pueden ser las maquinarias, la cantidad de personal que tenés. Yo manejo canchas que tienen cuatro personas para mantener 18 hoyos, mientras que hay otras que son 25. 

El salto al exterior

¿Tenés experiencia trabajando afuera?

Trabajé en el exterior, estuve en Río en la preparación de las Olimpíadas en el 2016, habían llamado voluntarios y me anoté, éramos 66.

Era una cancha de primer nivel, había otros detalles. Hoy por ahí en un club que vas a jugar los fines de semana, estaría buenísimo tenerlos, pero el presupuesto se tiene que ajustar.

¿Qué pensás que te aportó la universidad en tu formación para trabajar en este deporte de alto rendimiento? ¿Saliste con la capacitación adecuada, tuviste que hacer cursos de capacitación después?

La última materia que di fue Comercialización con Marcelo Yasky y lo que nos dijo fue: "Recuerden que tienen dos oídos, dos ojos y una boca. No sólo tienen que hablar la mitad de todo lo que ven y escuchan, sino que de la boca tienen que usar la mitad para preguntar". Y eso te da un montón.

La facultad me dio el conocimiento básico para todo, para poder buscar en cualquier biblioteca, para preguntarle a la IA, para buscar en Google y para tomar decisiones certeras con esta formación que tuvimos.

¿Pudiste seguir jugando al golf mientras estudiabas?

Sí, seguí compitiendo un tiempo, no me fue fácil porque me llevaba muchas horas de juego. Cuando estaba en segundo año de la facultad tuve una beca para ir a estudiar a Estados Unidos. Por más que había que pagar una pequeña diferencia, mi familia no estaba en condiciones de afrontarla. Así que estaba en la duda si seguía con Botánica II o no, porque la nomenclatura que usan en Estados Unidos y Canadá es diferente. Finalmente terminé acá y ya recibida me fui a hacer capacitaciones a Estados Unidos. Tuve la suerte de tener una pasantía con la Universidad de Ohio. Incluso dejé las puertas abiertas en la Universidad de Lomas, para quienes quieran orientarse hacia mantenimiento de áreas verdes y de golf, les pueda facilitar contactos. Para mí fue importante. 

La pasantía fue de un año y medio y el último campo de golf donde trabajé me gestionó la visa de trabajo, para que me quede. Viví 5 años allá.

Ahí te quedaste 5 años.

Con esto que uno extraña su país y la familia, volví casada con una hija, quería mantener el vínculo con las abuelas y acá había trabajo para hacer. Llegué con una experiencia distinta, habiendo manejado máquinas que acá ni existían, y que llegaron muchos años después. Todo fue muy enriquecedor. 

Al cabo de los años, ¿crees que esa decisión de no irte en segundo año a EE.UU. fue correcta?

Creo que sí, porque el conocimiento que me dio acá la facultad fue mucho más amplio. En Estados Unidos, vos estudias Green Keeper, que son 3 años, pero hoy me encuentro con colegas de otros países, que tienen muchas falencias en la parte básica, en nuestra botánica, nuestra química, en cómo analizar las cosas. Creo que la educación acá fue fundamental.

¿Lo ves como una posible salida laboral en los próximos años?

Sí, obviamente. En todos los clubes y barrios cerrados hay canchas de fútbol, entonces también ahí se puede trabajar. . A veces tienen a alguien que corta el pasto, pero nosotros somos mucho más que eso. Hoy el fútbol a nivel nacional se maneja con un canchero, pero no es agrónomo. 

Hay Liga Inter Country en zona norte y en zona sur. Hay un montón de circuitos, así que el fútbol mueve mucho y creo que Lomas de Zamora está en un lugar estratégico para eso también.

Los clubes en general, incluso los profesionales o los clubes de Primera División no tienen la figura del agrónomo ¿verdad?

Totalmente, son pocos los que lo tienen. Tengo una amiga que trabaja en Independiente, ahora sí hay ingeniero agrónomo en River y en Boca. Nosotros sabemos cómo optimizar los recursos, cómo gastar mejor.

¿Qué otros problemas pueden haber en una cancha de fútbol?

Principalmente los problemas que tienen es el sobreuso. Por eso las canchas de fútbol ahora se están utilizando mixtas, incorporan fibras sintéticas. Se hizo en River, y se siguen haciendo ensayos comparándolos con las canchas europeas, más que las americanas. Es un gran avance, pero todavía se está aprendiendo en ese manejo.

En Europa en los estadios de los clubes más ricos, incluso bajan el césped cuando no se usa para que quede cerrado y lo van recuperando. ¿Estamos muy lejos de eso?

Lo conocemos, estamos por ahí más lejos de sostenerlo, de pagarlo. River hizo muy buen trabajo de drenajes, un cambio de perfil de suelo, una carpeta mixta, donde cosieron fibras sintéticas, pero se encontraron con problemas que el césped de verano las invadía demasiado, tuvieron que hacer trabajos particulares sacando parte de esa fibra. Esa máquina viene especialmente de Europa para coser el césped, es mucho costo recuperar eso.

Nuevos horizontes

Es todo un campo nuevo que aparece en la agronomía lo de trabajar en las canchas deportivas.
Los clubes de fútbol invierten más en su compra y venta de jugadores que en el campo. Los recitales son para ayudar al mantenimiento del club, pero en lo que es mantenimiento del campo, creo que del presupuesto del club debe ser menos del 20%.

Quizás uno entra a una carrera de Ciencias Agrarias pensando en ‘voy a trabajar en el campo o en algo vinculado a la producción agropecuaria’ pero puede haber una salida laboral totalmente distinta.

Sí, incluso dentro de esto que yo hago, hay gente que vende fertilizantes, hacen ensayos de semillas. Hay muchos productos orgánicos, fungicidas, sistemas de riego, optimización del riego. Además, el tema de drenaje, cómo chequear niveles, cómo tomar curvas de nivel para después armar un drenaje óptimo.

Los campos de golf, tanto en los barrios como campos privados, en general se hacen en zonas bajas, donde la zona no da para otra actividad que fuera más rentable. Entonces, las zonas bajas tienen problemas, de suelo, de drenaje y hay que empezar a pensarlo desde ahí. Una cancha de golf involucra a muchos ingenieros, vinculados a áreas distintas.