La ganadería argentina atraviesa un escenario de contrastes. En el mes de mayo, la producción de carne bovina alcanzó las 260 mil toneladas, lo que representa una suba mensual del 1% frente a abril, pero también una caída del 2,7% en la comparación interanual. A esta disminución se suma una baja del 5% en la cantidad de cabezas faenadas respecto a mayo de 2024, totalizando 1,1 millones de animales procesados. Sin embargo, el peso promedio de faena creció, alcanzando los 232 kilos, cinco más que en el mismo mes del año pasado.

A pesar de este contexto productivo más austero, los precios de referencia para la hacienda mostraron señales positivas, especialmente en el caso del ternero, que aumentó 5,7% en junio y acumuló una variación interanual del 81,6%, muy por encima de la inflación. El novillito también exhibió una tendencia alcista, con una suba mensual del 1,4% y un incremento interanual del 54,7%. En cambio, el precio de los vientres retrocedió 6,7% en el mes, aunque se mantiene 98,4% por encima del valor de un año atrás, consolidándose como una categoría firme en términos reales.

 

Mejora en las relaciones de precios y alivio para el feedlot

Uno de los datos más destacados del informe es la evolución favorable de la relación novillito/maíz, que llegó a 16,5 kilos de maíz por cada kilo de novillito, el mejor registro en lo que va del año. Este indicador, que mejora un 18,7% respecto a junio de 2024, refleja la caída en el precio del maíz combinada con el aumento en el valor del novillito, lo que alivia los costos de alimentación para el engorde a corral.

A su vez, el feedlot registró su quinto mes consecutivo con resultados positivos, aunque el margen bruto por cabeza se redujo a $33.226, por debajo del promedio de los tres meses anteriores. No obstante, la ocupación de los corrales se mantiene elevada, con un 67,45% de uso de capacidad instalada, y un índice de reposición de 1,16, lo que sugiere una dinámica activa de compra de animales para mantener el ritmo de producción.

 

Consumo interno: el asado sigue liderando en el mostrador

El análisis de precios minoristas revela que el asado sigue siendo un producto con alta demanda, con un incremento del 2,5% en mayo, superando tanto la inflación del mes (1,5%) como al resto de las carnes. En la comparación interanual, el asado subió un 64,7%, por encima del 43,5% de inflación, del dólar oficial y del valor de la carne porcina o aviar.

En términos relativos, la carne vacuna se encareció frente al pollo, con una relación de 3,10 kg de pollo por kilo de asado, mientras que se abarató frente al cerdo, bajando a 1,52 kg de cerdo por kilo de asado. Esta dinámica afianza el rol de la carne vacuna como producto emblemático, aunque en un contexto donde el poder adquisitivo aún se muestra limitado.

 

Exportaciones en retroceso, con China a la cabeza

En el plano externo, las exportaciones representaron el 26,7% de la producción en los últimos 12 meses, con un valor total de USD 250 millones en abril, un 24,8% superior a marzo. En volumen, crecieron un 19,5% respecto al mes anterior, aunque siguen siendo 10,8% menores al mismo mes de 2024.

El precio promedio de exportación se ubicó en USD 4.018 por tonelada, lo que implica una leve mejora mensual, pero una pérdida de competitividad frente al aumento de costos internos. En cuanto a destinos, China mantiene su liderazgo, concentrando el 58,7% del volumen exportado y el 40,7% del valor, con subas de hasta el 42,4% interanual en cortes como el chuck. En contraste, la Cuota Hilton registró un valor de USD 16.800 por tonelada, un 4% menos que el mes previo, pero 22,6% más que en junio del año anterior.

 

Contexto económico: señales de alivio y desafíos por delante

El panorama macroeconómico también arroja luces y sombras. En marzo, la actividad económica tuvo un crecimiento interanual del 5,8%, impulsada por el comercio, la industria y la intermediación financiera. Sin embargo, en la medición mensual, la economía cayó un 1,8% respecto a febrero, mostrando una recuperación aún frágil.

La inflación de mayo fue del 1,5%, el registro más bajo desde julio de 2022, lo que genera expectativas de mayor estabilidad para la segunda mitad del año. A pesar de ello, los salarios perdieron 0,7% de poder adquisitivo en marzo, y su recuperación sigue siendo uno de los principales desafíos para el consumo interno.

En cuanto al tipo de cambio, el dólar oficial de junio se ubicó en $1.183, con una brecha de apenas el 1% respecto a los dólares financieros. El tipo de cambio real multilateral permanece por debajo de su promedio histórico, lo que plantea dudas sobre la competitividad externa, especialmente para un sector exportador que necesita márgenes saludables para sostener su presencia en el mercado internacional.

 

Cambios regulatorios: señales hacia mayor apertura

A nivel normativo, el mes de junio trajo definiciones relevantes. Por un lado, la Comisión Europea ubicó a Argentina como país de “riesgo estándar” en su clasificación para la importación de productos libres de deforestación, algo que fue cuestionado formalmente por la Cancillería. También se anunció la eliminación del derecho de exportación sobre cueros bovinos, mediante la Resolución 727/2025, y se derogó el peso mínimo de faena a partir de enero de 2026, medidas que apuntan a destrabar y flexibilizar el comercio agroindustrial.

 

Un balance entre cautela y oportunidades

El Monitor Ganadero de junio 2025 refleja un sector que sostiene niveles razonables de rentabilidad, aunque con un entorno productivo y macroeconómico que sigue exigiendo adaptación permanente. La mejora en los precios del ternero y el novillito, la relación favorable con el maíz y el margen aún positivo en los feedlots permiten pensar en una segunda mitad de año con oportunidades, especialmente si la estabilidad de precios y la recuperación de la economía se consolidan.

Sin embargo, la caída en la producción y el freno en las exportaciones marcan la necesidad de monitorear de cerca los indicadores del negocio, al tiempo que se exige al sector público seguir mejorando las condiciones para competir, invertir y producir en un contexto global cada vez más complejo.