En el marco del DNU 70/23, y tras varios meses de trabajo técnico y normativo, se oficializó la emisión de los primeros autowarrants digitales, una herramienta que promete transformar el acceso al crédito para productores agropecuarios y otros sectores de la economía real.

Los warrants son instrumentos financieros que respaldan un crédito con mercadería física. Tradicionalmente, han sido utilizados para convertir los stocks en garantías, pero en Argentina su uso había sido marginal, incluso en el agro, donde su aplicación tendría lógica y escala. En palabras del economista Federico Sturzenegger, “el sistema regulado de warrants había sido un fracaso”.

El nuevo esquema normativo propone una transformación de fondo: por primera vez, se establece un sistema de doble vía, en el que conviven un segmento regulado y otro desregulado. En este último, los productores pueden emitir sus propios warrants sin necesidad de pasar por los procesos formales tradicionales. De este modo, se busca introducir competencia en el ámbito regulatorio, permitiendo que el productor elija operar en el segmento que le resulte más eficiente y menos costoso.

El concepto de autowarrant surge de esta lógica. A través de una plataforma digital, un productor puede registrar sus existencias —por ejemplo, granos almacenados en silo bolsa— y emitir una garantía financiera sobre ese respaldo físico. En este modelo, el productor se convierte en su propio emisor, abriendo nuevas oportunidades de financiamiento, sin intermediaciones ni demoras.

“Esta es una idea que veníamos trabajando con el presidente Javier Milei desde hace tiempo: meterle competencia al regulador. Si el regulador tiene un monopolio, puede imponer costos desmedidos. Pero si existe un segmento alternativo, desregulado, entonces hay libertad de elegir”, explicó Sturzenegger en sus redes sociales.

La normativa fue diseñada hace un año y contó con el trabajo conjunto de la Secretaría de Agricultura, encabezada por Sergio Iraeta, y el Ministerio de Economía. Además de aplicarse al agro, la medida se extiende a sectores como el petróleo, la minería o la industria vitivinícola, que ahora podrán hacer uso de este instrumento financiero.

La aparición de los primeros autowarrants marca un cambio de paradigma en la forma de concebir las garantías crediticias. Ya no se trata únicamente de una herramienta financiera, sino de un paso hacia un sistema más abierto, donde el productor pueda decidir cómo operar, con qué costos y bajo qué condiciones.

La implementación de esta medida, tal como destacó Sturzenegger, “es una semilla que esperamos crezca y se convierta en un árbol sólido para toda la producción argentina”.